La primera moneda conmemorativa de EE.UU.

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DrGrullo
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La primera moneda conmemorativa de EE.UU.

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El medio dólar de plata colombino.

Todos tenemos nuestras debilidades numismáticas y los motivos son tan personales y variados como coleccionistas y monedas existen. Para mí lo son los medios dólares norteamericanos de plata conmemorativos, unas monedas que desconocía hasta que un buen día, allá por febrero de 2021, di con una de ellas en la Plaza Mayor de Madrid, desde entonces se han convertido en una pequeña obsesión.
A continuación, os voy a contar la historia del primero de ellos. El medio dólar colombino, a la sazón la primera moneda conmemorativa de la historia de los Estados Unidos y primera que representó a un personaje histórico en este país incluso antes de que sus monedas portaran las efigies de sus presidentes.
Comencemos con unas breves pinceladas históricas.
El 1 de mayo de 1893 se inauguró por el presidente Grover Cleveland en Chicago (Illinois) la Exposición Universal Colombina que celebró el 400 aniversario de la llegada de Colón a América. Esta fue la segunda exposición mundial organizada en Estados Unidos, ya que la primera fue la de 1876 de Filadelfia con motivo de la celebración del centenario de la independencia norteamericana. Chicago tuvo que competir con otras grandes ciudades norteamericanas para que su candidatura prosperase y de este modo mostrar al país y al mundo entero que estaba plenamente recuperada del desastre que supuso el incendio de la ciudad de 1871.
La exposición mundial colombina de Chicago fue la primera que tuvo pabellones nacionales con una participación de 51 países y la mayor hasta la fecha, incluso superando la de Paris 1889 que nos dejó la torre Eiffel. Su duración fue de seis meses, finalizando el 30 de octubre de 1893. Los americanos pretendían utilizar la feria para mostrarse al mundo como una gran potencia y se propusieron superar en su magnificencia a la última exposición parisina. La muestra fue un absoluto éxito en número de visitantes, no en vano se alcanzaron las 27.529.400 visitas en un país que según el censo de población de 2 de junio de 1890 contaba con 62.979.766 habitantes. Imaginaos más de 153.000 visitas por día e media con un máximo de 716.881 el 9 de octubre, el llamado día de Chicago.
Sin entrar en analizar lo que supuso esta extraordinaria feria si me gustaría mencionar que la misma fue el escenario de una de los duelos empresariales y científicos entre dos de las más grandes compañías de la época y con ello de dos de los más grandes inventores de todos los tiempos, me refiero al pulso por conseguir el contrato del suministro eléctrico del evento entre las compañías “General Electric” y “Westinghouse Electric Company” o lo que es lo mismo entre las corrientes eléctricas continua (DC) y alterna (AC) representadas por Thomas Edison y NiKola Tesla (el de los euros de Croacia), siendo el contrato finalmente para la empresa Westinghouse y la corriente alterna.
Como puede comprenderse tan magno evento necesitaba de una financiación colosal para la época, por cierto, en momentos económicos muy duros para el país organizador toda vez que se encontraba inmerso en una crisis financiera conocida como el pánico de 1893. Entre otras fuentes de financiación surgió la idea de emitir una moneda conmemorativa de medio dólar que se vendiese al precio de un dólar con lo que se lograría así financiar el evento y al mismo tiempo que los visitantes tuviesen un recuerdo que se revalorizaría con el tiempo. La organización de la Feria Mundial había solicitado al Tesoro de los Estados Unidos una subvención de 5 millones de dólares para ayudar a construir el recinto, al parecer el Congreso les otorgó la mitad, según cuentan algunos cronistas una de las personas del comité organizador propuso que el Tesoro proporcionase los 2,5 millones de dólares en forma de 5 millones de monedas de medio dólar conmemorativo y entonces la Feria sólo necesitaría vender las monedas al precio de un dólar con lo que se obtendrían los restantes fondos. Estados Unidos nunca había acuñado una moneda conmemorativa y los organizadores previeron que las monedas podrían venderse al público al doble del valor con el que fueron acuñadas. La plata para las monedas podría venir de fundir las monedas de este metal obsoletas y de bajo peso que ya tenía el Departamento de Hacienda de Estados Unidos, por lo que al Gobierno no le costarían nada más que los gastos de producción.
Durante el debate sobre esta partida presupuestaria William B. Allison, senador de Iowa señaló "no serán solo recuerdos para este día y esta generación, sino que serán transmitidas [...] a los 200 millones que habitarán aquí en el futuro. Los niños llorarán por ellos y los hombres mayores los solicitarán". Por el contrario, el senador de Ohio John Sherman advirtió de que "el enorme número de medios dólares acabará con su valor como recuerdos". El Congreso aprobó esta ley tal día como hoy hace 131 años, el 5 de agosto de 1892. Como habéis podido ver estos dos políticos americanos ya pusieron el dedo en la llaga sobre la eterna controversia de las monedas conmemorativas y su valor como recuerdo o como objeto de inversión.
Uno de los encargados de la muestra, James Ellsworth, quiso que el diseño de la nueva moneda estuviese basado en un retrato del Siglo XVI de Lorenzo Lotto (pintor veneciano precursor del manierismo del que luego sería El Greco uno de los pintores más característicos) que poseía y que se suponía representaba a Cristóbal Colón, y así lo propuso durante el proceso de diseño. En abril de 1892, los partidarios de la idea consiguieron el apoyo del director de la Casa de Moneda, Edward O. Leech, quien proyectó una moneda que tuviese un retrato de Colón en un lado y una inscripción adecuada en el otro. En julio de 1892, Curtis envió una fotografía del cuadro de Lotto a Leech, que a su vez consultó con Barber y le respondió que el grabador no iba a utilizar para una moneda el retrato de alguien mirando hacia delante. Precisamente por aquellas fechas Barber se encontraba inmerso en el proceso de diseño de la nueva serie de monedas de plata que sustituirían a las circulantes en ese momento, es decir la serie de dime, quarter y half dollar que se conocen como “Barber” y que sustituyeron a las de la serie “Seated Liberety”.
Como Barber pretendía acuñar la moneda con Colón de perfil, Curtis lo arregló buscando a un escultor poco conocido de Washington D. C., Ulric Stonewall Jackson Dunbar, para crear un busto basado en el cuadro a expensas de la Compañía. Cuando fue finalizado, se envió a Barber a Filadelfia. Barber realizó esbozos basados en el busto el 15 de agosto y se los presentó al director en funciones de la Casa de Moneda, Robert E. Preston, ya que Leech estaba de vacaciones. Robert F. Preston los envió a las autoridades de la exposición en Chicago. Ellsworth se los mostró a los artistas que trabajaban en la exposición y a la prensa. Los artistas criticaron los esbozos y los periódicos sugirieron que estos parecían representar más bien a un profesor con el pelo largo que al célebre marino. Esta controversia, unida al debate público sobre si el cuadro representaba verdaderamente a Colón, provocó que Ellsworth rehusase del uso de aquel cuadro. Los esbozos iniciales del jefe de grabados de la Casa de Moneda de los Estados Unidos, Charles E. Barber, no resultaron satisfactorios, y los organizadores de la muestra propusieron un diseño del artista Olin Levi Warner, que tras ser modificado por Barber y por su ayudante, George T. Morgan, fue aprobado por la Casa de Moneda. Así pues, dos de los más relevantes personajes de la numismática estadounidense participaron en el diseño de la moneda, Barber y Morgan. Hago un inciso aquí por cuanto seguramente no sabréis que ninguno de los dos era norteamericano, sino que ambos eran ingleses, ya que Charles E. Barber nació el 16 de noviembre de 1840 en Londres y George T. Morgan en Birmingham el 24 de noviembre de 1845, eso sí ambos fallecieron en Filadelfia después de trabajar juntos muchos años en los que diseñaron algunas de las monedas más famosas de la historia moderna.
La Fábrica de Moneda estaba dispuesta a ceder a la Compañía el diseño, pero el Comité de Finanzas de la Compañía no pudo tomar una decisión sobre qué diseño usar. Warner continuó trabajando en insignias que llevarían los directores de la exposición en la ceremonia conmemorativa de octubre de 1892, aunque la exposición comenzó en mayo de 1893. Estas insignias incluían un círculo con un retrato de Colón en relieve, basado en el retrato de Lotto, y cuando estuvieron terminadas se habló de la posibilidad de usarlas como base para el diseño del medio dólar. La Compañía también consideró diseñar una con tres barcos y otra con un solo barco y una representación del hemisferio occidental. Estas dos alternativas fueron provistas por la Casa de Moneda. Los relatos de la época también mencionan que la Compañía consideró realizar una moneda que tuviese en el reverso un edificio de la exposición.
Con el tiempo apremiando los encargados de la exposición solicitaron una reunión con los funcionarios de la Casa de Moneda para zanjar las bases del diseño. La Compañía estaba en una mala situación financiera y precisaba del dinero de la venta de las monedas. Leech acordó enviar a Barber a Chicago, donde se reunió con el Comité Financiero el 23 de septiembre de 1892. Finalmente se acordó que el anverso se basaría en el diseño de las insignias y el reverso en el diseño de la carabela de Warner.
La insignia carecía de las inscripciones requeridas para las monedas. Barber cambió el diseño, rodeándolo con la inscripción. La carabela del reverso no estaba lo suficientemente detallada en la versión de Warner. Barber solicitó una fotografía a Ellsworth de la carabela que se exhibiría en la exposición, luego le trasladó su diseño del reverso a George T. Morgan. El 17 de octubre, Barber finalizó las pruebas y el 31 de octubre se hicieron las de acuñación. Leech dijo que eran las monedas más bonitas jamás acuñadas por la Casa de Moneda, y Barber le comunicó esto a Ellsworth. El director de la Casa de Moneda ya había ajustado las máquinas el año anterior para realizar las monedas de la serie Barber, por lo que no intervino en la acuñación y se marchó el día 9 de noviembre a una conferencia sobre numismática en Bruselas.
El 11 de noviembre, Charles Barber envió a Ellsworth láminas de impresiones de la última versión de la moneda. Ellsworth dijo que le complacía su aspecto. Charles Barber, el jefe de grabados, realizó los últimos detalles directamente a las piezas con las que se iban a acuñar las monedas, en lugar de realizar modificaciones a piezas modelo grandes para hacer luego otras piezas modelo más pequeñas en un torno de reducción con el cual crear las monedas. Esta forma de trabajar en la pieza final era lo que hacía su padre, William Barber, que fue su predecesor en el cargo de jefe de grabados, y era su forma preferida de hacerlo. Barber añadió su monograma, "B" en el anverso; y por su parte Morgan añadió el suyo, "M", en el reverso. He preferido no deciros dónde están para que os entretengáis en buscarlos y luego me escribáis contándomelo.
El 15 de diciembre, la Casa de Moneda envió cinco barriles con las nuevas monedas, cada uno de los cuales contenía 10.000 piezas, a Chicago. Cada barril tenía cinco bolsas con mil monedas cada una, aunque en un barril, una bolsa solo tenía cuatro monedas y también había una caja de puros con cuatro sobres con los números de las monedas 1, 400, 1.492 y 1.892 del primer día de producción. Los barriles fueron llevados al Subtesoro de Chicago, y el 19 de diciembre a las 10 de la noche fueron llevadas por un convoy a la habitación 404 del Edificio Rand McNally, que era la sede de la organización de la exposición. Aquí, Harlow. N Higinbotham, presidente de la Compañía de la Exposición, abrió el barril con un mazo y un cincel, tomó la caja de puros y puso tres de las monedas 400, 1.492 y 1.892 en sus envases y se los metió en su bolsillo. Tomó la moneda número 1 y, para publicitar su venta, la mostró a una multitud reunida y la cambió por un cheque de 10.000 dólares a la empresa “Wyckoff, Seamans & Benedict”, que fue la fabricante oficial de máquinas de escribir de la exposición y que, posteriormente, pasó a llamarse “Remington Typewriter Company”. La moneda fue donada al Museo Colombino, recientemente creado, que posteriormente pasó a llamarse Museo Field. La Compañía de la Exposición puso las monedas a la venta por 1 dólar y el primer envío fue vendido en poco tiempo a quienes hicieron cola para comprarlas, a quienes las habían pedido por correo y a quienes las habían encargado a los bancos locales que tenían asignaciones de las mismas. No hubo ningún envase oficial para las monedas y fueron distribuidas en varios tipos de envases por los diferentes bancos.
Se acuñaron aproximadamente un millón de monedas de medio dólar en 1892 con esa fecha (al parecer 950.000) y hoy se da por bueno que todas ellas se vendieron o se pusieron posteriormente en circulación.
Posteriormente en 1893 se acuñaron nuevas monedas datadas con ese año. Se emitieron unos cuatro millones de monedas de medio dólar con la fecha 1893. Así pues, se emitieron un total de 5.002.105 de monedas de medio dólar Colombinas.
En febrero de 1893, las ventas cayeron mucho. La Compañía de la Exposición depositó 2 millones de monedas de medio dólar en los bancos de Chicago para asegurar los préstamos. En marzo, el Congreso se incautó de 1.141.700 de medios dólares para cubrir los costes adelantados por el Gobierno.
Las ventas durante la exposición fueron promovidas por diferentes firmas. Cuando la exposición cerró, en octubre, quedaron una gran cantidad de medios dólares en poder de los organizadores de la exposición, el Tesoro y los bancos de Chicago. Solamente se vendieron 358.645 monedas al precio de 1 dólar, extraordinariamente lejos de las previsiones de los organizadores del evento.
Tras el cierre de la exposición, quedó la pregunta de qué hacer con las 4.600.000 monedas de medio dólar que no se habían vendido. Los organizadores no querían que pasaran a ser dinero corriente, para preservar el precio especial pagado por los que la habían adquirido por los visitantes. Por ello las monedas restantes de la Compañía de la Exposición fueron reenviadas a la Casa de Moneda, que las fundió. La cuota de este servicio fue perdonada por una ley del Congreso. Las monedas que tenía el Tesoro se ofrecieron a la venta a su valor nominal a partir de octubre de 1894. Como hubo pocos compradores, fueron puestas en circulación. También se puso en circulación el millón de monedas que aún tenían los bancos de Chicago.
Aunque se fundieron 2.501.700 (todas con la fecha de 1893), el resto de las monedas de medio dólar Colombinas quedó en manos del público. El comerciante de monedas e historiador de la numismática Q. David Bowers indica que cuando él empezó a coleccionar monedas en su juventud, allá por la década de 1950, las Colombinas estaban entre las monedas más comunes del siglo XIX que seguían en circulación. En la década de 1930 las monedas que no estaban en condiciones de circular pasaron a venderse por el precio original de 1 $. Los precios empezaron a subir cuando las monedas de plata fueron reemplazadas por otras de cuproníquel en la década de 1960.
Una razón de la falta de ventas, y de las malas condiciones de conservación los ejemplares que van apareciendo, fue que cuando la exposición estaba abierta, empezó la Crisis Económica de 1893 (el aludido pánico de 1893). Siendo esta una de las peores crisis en la historia de la nación. Por otra parte, resultó que el visitante promedio de la exposición apenas gastaba una cantidad de 1,18 $ en la misma por lo que no eran propensos a gastarse un dólar por una moneda de 50 centavos y así fue frecuente que aquellos que habían comprado monedas Colombinas antes de la crisis decidieran gastarse esas mismas monedas de recuerdo y que en su mayor parte son de las fechadas en 1892. Por el contrario, las de 1893 que estaban depositadas en los bancos de Chicago al haberse puesto en circulación son más fáciles de encontrar, pero también en estados circulados.
En definitiva, quedaron 950.000 monedas de 1892 y 1.550.405 de 1893 además de 100 piezas “brilliant proofs” de cada año.
En cuanto a las especificaciones técnicas de la moneda indicar que son las mismas que los “half dollar” de la época, es decir los “Barber”, su composición es plata 0.900 con un peso total de 12,50 gramos, un diámetro de 30,6 milímetros y un grosor de 2,15. El canto es estriado.
En el catálogo de Krause tiene asignado el número KM117 y sus precios son asequibles, aunque ascienden bastante para las conservaciones más perfectas. Por lo que a la mí respecta yo tengo una de las de 1893 y está circulada, pero en muy buen estado, la adquirí en la Plaza Mayor por 15 € en septiembre de 2021.
Finalmente mencionar que esta moneda no fue la única conmemorativa norteamericana durante mucho tiempo por cuanto en la misma Exposición Mundial se puso en circulación la segunda, esta vez un cuarto de dólar y de la que ya me ocuparé en un futuro artículo.
Espero que hayáis disfrutado de este artículo y si tenéis algo que comentar será bienvenido.

Muchas gracias

Pedro
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cabragitana
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Re: La primera moneda conmemorativa de EE.UU.

Mensaje por cabragitana »

Muy buena historia, a ver si puedo conseguir una
Un saludo
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manzanarescr
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Re: La primera moneda conmemorativa de EE.UU.

Mensaje por manzanarescr »

La “B” se encuentra en la parte inferior derecha del busto de Colón.
La “M” de encuentra en el Castillo de Popa donde se juntan las velas Mayor y Mesana (creo que se llaman así).
1.jpg
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Saludos
Manzanarescr
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TAPI
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Re: La primera moneda conmemorativa de EE.UU.

Mensaje por TAPI »

Como siempre, nos dejas con ganas de más.
Gracias por un gran trabajo.
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DrGrullo
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Re: La primera moneda conmemorativa de EE.UU.

Mensaje por DrGrullo »

Correcto manzanares pero no había que desvelar el secreto. Je, je. :) :P
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DrGrullo
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Re: La primera moneda conmemorativa de EE.UU.

Mensaje por DrGrullo »

Y gracias por poner la foto.
Juanan Fernano
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Re: La primera moneda conmemorativa de EE.UU.

Mensaje por Juanan Fernano »

Buenas noches

Estos dias lo leo con tranquilidad. Promete!!! A ver si nos enseña alguien a poner fotos, que yo tampoco sé. Por fin algo cultural y para aprender!!! :lol:

Muchísimas gracias, Pedro
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buhasapos
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Re: La primera moneda conmemorativa de EE.UU.

Mensaje por buhasapos »

De la misma Exposición Colombina de Chicago en 1893 es la que se considera la primera moneda elongada. Hay varios modelos y están bastante cotizados, pero ojo, que también hay falsificaciones. Aproximadamente 100 años después llegaron a España y ahí estamos locos como yo para coleccionarlas. ;)

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Gracias por el artículo sobre la moneda, muy interesante y completo.

Un saludo.
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DrGrullo
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Re: La primera moneda conmemorativa de EE.UU.

Mensaje por DrGrullo »

Vamos a ver si soy capaz de poner un par de fotos.

https://postimg.cc/67FNX64Q

https://postimg.cc/K3Qc2MJ0
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Cabío
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Re: La primera moneda conmemorativa de EE.UU.

Mensaje por Cabío »

manzanarescr escribió: 06 Ago 2023, 17:32 La “M” de encuentra en el Castillo de Popa donde se juntan las velas Mayor y Mesana (creo que se llaman así).
Intentando aclarar nomenclaturas:

Los palos de un navío reciben, de proa a popa, los nombres de bauprés (en la propia proa e inclinado hacia adelante) y trinquete, mayor y mesana (colocados verticalmente) a lo largo del navío.
Las velas de cada palo, ordenadas de abajo a arriba son:
En el palo de trinquete, la vela de trinquete, el velacho o gavia de trinquete y el juanete de proa.
En el palo mayor, la vela mayor, la vela de gavia y el juanete mayor.
y en el palo de mesana, la vela cangreja, la vela de sobremesana y el juanete de sobremesana o periquito.

La moneda es muy bonita, la historia muy interesante, y la espera para la siguiente demasiado larga.

Saludos.
Imagenmiembro del...inactivo GRUPO GALICIA
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